martes, 10 de febrero de 2009

Los espectáculos del VEO, 5

Les oiseaux sont les gitans du ciel, del Circo Gitano Romanes

La imagen de la niña descalza bajo la ropa tendida en las cuerdas que unen esas caravanas desvencijadas y la pequeña carpa de un circo ambulante plantada en medio de ese árido solar urbano rematado en feos edificios me transportan a una época muy lejana. Eran los tiempos en que los gitanos iban de feria en feria, de pueblo en pueblo, a pie o a lomos de sus mulos. Recuerdo que acampaban en un secarral en las cercanías de mi pueblo, sin un árbol o una sombra que protegiera sus rústicas tiendas hechas con palos y sábanas; recuerdo lo que alteraba la vida en el barrio su llegada, el temor por lo agreste de su carácter y lo venal de sus peleas, y recuerdo sobre todo la expectación de los niños por el espectacular ajetreo de aquellas gentes tan distintas. Pero esta añoranza poco tendrá que ver con el espectáculo de Viveros, porque aquellos gitanos eran tratantes de ganado y no artistas como estos, que se me antojan más próximos a esos otros que he visto durante años los domingos y festivos en los barrios de Madrid tirando de la cabra y con la trompeta y la silla a cuestas, buscando el cruce o el recodo adecuado donde ofrecer, por la voluntad de los mirones, los malabarismos de Mariana al son de un pasodoble cañí.