jueves, 16 de octubre de 2008

Danza para mirar de frente

Pues sí, danza para mirar de frente es lo que veremos en los próximos días en Valencia. Mientras que ante los tiburones de las finanzas y las chapuzas preferimos mirar para otro lado, ante los bailarines y bailarinas de la Compañía Nacional de Danza 2, que presentan esta semana en el Principal dos piezas de Nacho Duato y una de Tony Fabre hay que abrir bien los ojos y mirar de frente para no perderse ni un solo movimiento. Lo mismo puede decirse sobre los espectáculos que ofrecerá esta semana y la próxima el entrañable Espacio Inestable, en el que se podrá ver la performance de teatro, música y danza "Sons feréstecs" de Dominick Borucki (desde el 16 al 19 de octubre), y a Santi de la Fuente en un solo de danza que ha titulado, paradójicamente, "Compañía" (desde el 23 al 26), que reflexiona sobre la soledad del ser humano y la necesidad imperiosa de encontrarse en los otros, de hallarse y de reconocerse como individuo, a campo abierto, en un lugar sin esquinas y carente de refugios.

El teatro romano y la crisis financiera

Esta mañana aparece la noticia de que el abogado Molines (el que lleva 18 años pleiteando por las obras del Teatro Romano de Sagunto) va a pedir por la vía penal que se ejecute la sentencia del Tribunal Supremo y que el Consell devuelva el conjunto histórico a su estado original. Y hoy mismo, mediante un comunicado, el Consell afirma haber presentado ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana la solicitud de inejecución de la sentencia que obliga a desbaratar las obras. No parece una casualidad, ni lo es. Podríamos recordar que la decisión de solicitarlo fue tomada el pasado 14 de mayo, a raíz del dictamen de la Comisión Interdisciplinar creada por la Conselleria de Cultura y Deporte para estudiar las posibilidades reales de ejecución de dicha sentencia. Es de suponer que en este caso los responsables de llevar a efecto la solicitud de inejecución habían preferido esperar por si acaso nadie les exigía, precisamente, la ejecución. Pero no. Molines ha movido ficha y el Consell ha tenido que responder. Lo sabe todo el mundo, incluido Molines, tan solo (de estar solo) ahora. Es un embolado de los buenos, de esos en los que es peor el remedio que la enfermedad. Así que estamos ante ese dilema que enfrenta a lo justo y catastrófico contra lo injusto pero conveniente. O mejor, estamos ante una disyuntiva que a estas alturas no tiene otro camino que el olvido y la turbación. Se comprende que pueda ser molesto y doloroso para algunos, pero esto es como en la crisis financiera. Se sabe a ciencia cierta que quienes hicieron mal las cosas son los mayores beneficiarios de las soluciones que se arbitran para taponar el enorme agujero abierto, pero no se puede dejar de echar una mano porque de no hacerlo acabaríamos cayendo todos dentro. ¡Pero mira que jode tener que mirar para otro lado cuando hay tanto listo suelto!