martes, 30 de septiembre de 2008

La ingenuidad, esa bonita manera de mirar la vida

Es curioso o por lo menos me lo parece a mí que cuando pretendo hablar de una obra de teatro que trata del vacío existencial lo primero que me venga a la cabeza sea la bendita ingenuidad. Pero no me viene porque sí. Yo soy un ingenuo. Y además me gusta. Es, por así decirlo, de las pocas cosas de mi carácter que nunca me ha procurado desgracias. Es un resto de bondad en medio de esta descomunal batalla por sobresalir que libramos todos los días. Naturalmente, la ingenuidad, pese a todo, en los tiempos que corren, no se ve como una virtud sino más bien como un defecto, un lastre del que hay que librarse cuanto antes mejor. De hecho, esta cualidad se asocia a los jóvenes casi en exclusiva, porque se considera que es tan sólo un producto de la inexperiencia. Y todo esto porque creo que Jessica Belda ha puesto mucha ingenuidad en la obra, cosa que en mi opinión no sólo es acertada sino necesaria. De este modo, el modelo existencialista basado en la angustia y el sufrimiento desbordado queda sustituido por un modelo mucho más ambiguo y, a mi modo de ver, mucho más próximo a la raíz psicológica del problema existencial. En la obra de Jessica Belda las dos mujeres viven su vacuidad como si fuera un estado de paso. No están instaladas en él, sino que más bien transitan por él. Sus manifestaciones o deseos suicidas son pequeños toques ácidos, simples expresiones, cuatro gotas de vinagre que salpican el aceite de oliva de una estupenda ensalada. Lo importante en sus vidas es que el desánimo es motor de sus acciones. Parece una paradoja, pero no lo es. Hasta para dejarse llevar es necesaria la voluntad. La indolencia es un punto de vista y una actitud capaz de dar sentido a todo un cúmulo de comportamientos. Ellas se miran, pasean, dialogan y hasta discuten con agresividad a partir de un sentimiento común, que no es otro que el de una melancolía placentera. Sí, muy placentera, porque en realidad “Cuando el silencio cae en los relojes de arena” es una historia de vida. El vacío existencialista y el deseo suicida que pretende representarlo tienen en la cara de atrás el barrillo de chocolate para revolcarse y el deseo de relacionarse por encima de todo. Basta con darle la vuelta. El romanticismo sigue siendo muy atractivo para jóvenes e ingenuos.

La puesta en escena sigue la órbita actual, que mezcla la actuación en vivo con variados recursos audiovisuales, bien utilizados en este caso, y logra una representación más que interesante, en la que destaca sin duda el trabajo de las dos actrices.

Ficha Técnica

Cuando el silencio cae en los relojes de arena
compañía: teatro de lo inestable
texto: jéssica belda
actores: jéssica belda, maribel bayona
dirección: jose banyuls, jéssica belda, maribel bayona
audiovisual, montaje e idea original: jose banyuls
cámara: pau gaya, jose banyuls
música original: oscar vila
iluminación: diego sánchez

fechas: 25,26,27,28 de septiembre y 2,4 y 5 de octubre
horario: jueves, viernes sábados y domingos 20:00 h
espacio inestable (c/ dr. sanchis bergón nº 5 bajo) reservas 66538800
precio: 8 euros (viernes, día del espectador 6 euros).