viernes, 29 de agosto de 2008

Niñamala

Leo en el diario Las Provincias de hoy (29 de agosto de 2008) que el grupo “Niñamala” va a distribuir copias gratis de su último disco, como modo de promoción de su trabajo, debido sobre todo a lo difícil que resulta el acceso a los canales de distribución discográfica, colapsados por las grandes estrellas de la música, y también porque el mercado tampoco es ya una garantía de ingresos. Otros que pelean contra viento y marea. Son muchos. Somos. Bueno, lo que me importa ahora es destacar la gran calidad de este grupo, al que tuve ocasión de ver y escuchar en una obra teatral que pasó por Espacio Inestable y por la sala Matisse de Valencia en el pasado mes de mayo. La obra lleva por titulo “Rabioso Gardel”, y es un repaso con música en vivo y sabor a tango de algunos aspectos de la vida del inolvidable Carlos Gardel. El autor de la obra y de la música es Alberto Torres Blandina, líder de Niñamala. Me gustó la obra en su conjunto, la idea y el desenfado de su puesta en escena, con Alejandra Garrido en la dirección y una buena interpretación de Maribel Bayona, encantadora como siempre, y de un estupendo Alejandro Pino (en la foto, un momento de la representación). Y me gustó mucho la música creada por Alberto Torres Blandina, y sobre todo su desenvoltura en el escenario. Suerte, “Niñamala”. Os la merecéis.

jueves, 28 de agosto de 2008

¡Pues que viva la confusión! ¡Pues eso, que viva!

Información en el diario Levante del jueves 28 de agosto de 2008. O sea, de hoy. Versión digital del diario. Leo el titular y no comprendo bien. Dice así: “Teatres necesitó polizas (la ortografía es de ellos) de 4 millones de los bancos y pagó 5 millones en "cachés" en 2007”. ¿Esto es bueno o malo? ¿Es normal o anormal? Intuyo que no debe ser normal ni bueno pero debo seguir leyendo para ver en qué paran estas cifras. Las de la famosa auditoría. Sigo leyendo. Ni siquiera me detengo a valorar si las dos noticias que incluye el titular son del mismo tipo. ¿Es mucho -y por lo tanto, malo- pagar 5 millones en cachés? ¿Es tan malo como necesitar pólizas para pagarlos? Paso a los subtítulos, por ver si ellos me aclaran algo. Leo, corto y pego: “El instituto gastó 7,3 millones en servicios exteriores y 4 en gestión. La auditoría para 2007 apunta que difícilmente puede continuar su actividad con 14 millones de pérdidas.” Es malo. Y además deduzco que la actividad de Teatres en 2008 está siendo muy difícil, pues ha continuado ésta, pese a que la “auditoría para 2007…” sigan leyendo arriba. Voy al grano, es decir, al texto de la noticia, que ya se sabe que los titulares sólo buscan atraer al lector. Y aquí es donde me enredo del todo. “La auditoría arroja pérdidas, exactamente de 14.383.469 euros”. La auditoría. ¿Y el balance anual? No se sabe o no lo dicen. La auditoría señala que hay cuatro millones en pólizas con bancos, que cuando sumo los que detallan en la información me dan seis y medio. Han crecido. Pero lo más extraño es lo de la luz. Lean: “Entre las cifras que arrojan una luz paradójica sobre la entidad se encuentra la deuda de 1.761.449 euros que tiene la Diputación de Valencia…”. He deducido que la Diputación es quien debe pagar y que Teatres quien no va a cobrar nunca, pues se señala a continuación que la auditoría la califica de incobrable. Sigue luego un relato de cifras y gastos sin más orden que el que dicta el salto de mata o el capricho de la curiosidad. Apunto la frase con la que comienza dicho relato porque es muy elocuente: “La otra (cifra) es curiosa, puesto que en anticipos, apunta que por taquillaje puede ingresar 27.666 euros, lo que no es muy halagüeño para Teatres. Pero sí que obtuvo en 2007 ingresos propios más significativos, como el 1.900.296 euros correspondiente a taquillaje de la temporada…”. Quien lo entienda que me lo cuente. Y no sigo porque tanta confusión aburre. Pues eso, que Teatres va mal. ¡Pues eso, que viva la información! ¡Pues eso, que viva!


La noticia comentada puede verse pinchando el enlace:
http://www.levante-emv.com/secciones/noticia.jsp?pRef=2008082800_39_488087__Cultura-Teatres-necesito-polizas-millones-bancos-pago-millones-caches-2007

Las cuentas anuales de Teatres, ejercicio 2007, y el famoso informe de la auditoría (por cierto, fechado el 20 de mayo de 2008), en éste otro:
http://www.gva.es/c_economia/web/ig/docs/cuenta2007/CUENTA2007/index-2.html

martes, 12 de agosto de 2008

¿Crisis? ¿De qué?

Diario Las Provincias, 8 de agosto de 2008. Sección VIDA Y OCIO. El periódico publica una información servida por la agencia Europa Press con un título que, sin decirlo, parece que señala a la crisis de espectadores. La cabecera de la noticia en la versión digital lleva este títular:
"Los teatros Principal y Talía pierden más de 12.000 espectadores en un sólo año".


La noticia completa puede verse en el siguiente enlace:
http://www.lasprovincias.es/valencia/20080808/vida-ocio/teatros-principal-talia-pierden-20080808.html

Luego, en el texto, se insiste en señalar el descenso de espectadores registrado en los dos teatros públicos (8.901 en el Principal y 4,799 en el Talía) y el ascenso en el tercer teatro público en Valencia, y ofrece algunos datos específicos sacados del Informe de Auditoría Operativa sobre Teatres de la Generalitat, que se incluye en la Cuenta General del Gobierno valenciano correspondiente al año 2007. En concreto se comparan algunos resultados entre el año 2006 y el 2007. He reunido todos los datos numéricos que aparecen en la información en una hoja Excel, y mediante algunos sencillos cálculos he añadido otros, como el número de funciones por espectáculo, el de espectadores por función y el porcentaje de ocupación de cada año en función de los aforos de cada sala. Puede verse el cuadro pinchando en el siguiente enlace:

http://spreadsheets.google.com/pub?key=p4h2wlz5e3jic9r6duRG4WQ

Ya sabíamos que el número de espectadores bajó en ambos teatros y que también bajó en ambos el número de funciones. ¿Pero qué sucede con el promedio de espectadores por función, dato que realmente señalaría si hay o no un retraimiento del público? Pues resulta que en el Principal, como puede constatarse en el cuadro, no sólo no ha bajado sino que ha subido en 32 espectadores por función. Por su parte, en el Talía, ese promedio sí baja en 6 espectadores por función. Y en L’Altre Espai, con una función menos, el ascenso de espectadores es de 16 por función.

Volvemos al titular de la noticia: "Los teatros Principal y Talía pierden más de 12.000 espectadores en un solo un año". No es una cuestión política sino puramente informativa. El diario Levante también titula de forma similar: "El Principal de Valencia perdió un 10% de espectadores en 2007 y el Talía, un 20%". Se trata más bien de cómo se redacta un titular para hacerlo más noticiable. Si hay crisis sólo se piensa en el retroceso y la noticia es el nuevo dato que apoya dicha idea. Luego, cuando alguien anuncie la remontada y todos estemos de acuerdo en ella, la noticia será que se ha ganado un espectador, aunque para encontrar esa nota ascendente haya que comparar con el último semestre del año 1988 o con el periodo interanual más conveniente.

Decir que bajaron los espectadores no es incierto, pero induce a cierta falsedad. Reflejar la pérdida de espectadores sin más es hacer creer que hay crisis de espectadores cuando, en todo caso, lo que hay es una crisis (descenso) de funciones que bien pueden deberse a un reajuste en los criterios de la programación de las diferentes salas. En fin, que en este caso el titular de la noticia olvida un dato crucial que debería haber sido incluido. Un titular como por ejemplo: "Baja el número de funciones (y en consecuencia el número de espectadores)", o incluso éste otro: "Sube la asistencia media de espectadores por función en el Teatro Principal", hubieran sido más correctos. Pero la cuestión es otra. Se trataba de dibujar la crisis. ¿Crisis? ¿De qué?

Crisis

“El cine se hunde, la industria del disco no digamos, se venden muchos libros pero de los mismos títulos, y el teatro..., ah, el teatro sigue siendo el Magnífico Enfermo, como decía George Kaufmann.” Así comienza el artículo que Marcos Ordóñez publica en el suplemento cultural del diario El País (Babelia) del 9 de agosto de 2008. Se trata de un comentario crítico acerca de la representación en el Teatro Grec de Barcelona del “Rei Lear” que dirige Oriol Broggi y que, afirma, Ordónez, “ha llenado todas las noches durante un mes”. Se pregunta el autor de la reseña por las razones que llevan al público al teatro. Y se contesta a sí mismo una frase después. Copio y pego de nuevo. “Respuesta: por la fuerza del texto, la verdad de los actores y la mirada del director, todo cosido a mano, artesanía pura, sucediendo a dos pasos, sólo para nosotros y de manera irrepetible, no hay más cáscaras”.
Ya he oído decir estas cosas y otras parecidas a gente del teatro. Sin embargo sigo oyendo cantinelas diferentes en otros lugares. En la puta tele, sin ir más lejos, he escuchado no hace mucho, en un informativo, una cosa parecida a ésta: "Dicen que el cine está en crisis, y del teatro ya ni hablamos, así que para resistir los malos tiempos que se avecinan un grupo de teatro ha decidido ofrecer un taller de interpretación este verano…"
Eso fue el arranque de la noticia en el plató, en los estudios de Madrid. Era una televisión nacional, tranquilos. Luego, desde una ciudad aludida, un pequeño reportaje contaba la historia. Una historia de sobra conocida. Y es que como durante los tres meses de verano la programación regular de los teatros se para (que no los profesionales, porque hay muchos festivales y ferias, y además hay que ensayar los montajes de la próxima temporada y trabajar en proyectos nuevos) no está de más aprovechar el vacío de las salas para albergar talleres y actividades relacionadas que reporten algún dinero extra. Esa era la noticia. Lo de la crisis, una introducción muy bonita. Cosas de la puta tele.

Entonces, ¿hay crisis en el teatro o no? ¿Crisis de qué?, preguntaría un despistado. Por cierto, Ordóñez titula su artículo “Razones para la esperanza”. ¿Para salir de la crisis?, volvería a preguntar el que sigue en la luna. Para que se cure el enfermo imaginario. Digo yo, diría uno que pasara por allí en el preciso instante de la pregunta. Como si hubieran leído el artículo de El País, unas horas después, en Valencia, la Generalitat anunciaba para octubre o noviembre la “legalización” de las obras de rehabilitación que realizaron Grassi y Portaceli en el Teatro Romano de Sagunto (¡vaya!) porque es un paso previo necesario para poder presentar después el expediente de inejecución de la sentencia que pesa sobre dichas obras. Ah. Pues sí, me parece que hay crisis en el teatro. O por lo menos la ha habido. Y digo yo, ¿de qué?

El artículo completo de Marcos Ordóñez puede leerse en este enlace:
http://www.elpais.com/articulo/arte/Razones/optimismo/elpepuculbab/20080809elpbabart_5/Tes
Tes

miércoles, 6 de agosto de 2008

Notas revueltas: el circo, los cerdos y la puta tele

Se me acumulan en la cabeza diferentes cosas que quiero contar, así que esta vez recurriré a esos revueltos que tanto me gustan. Algunos espectáculos vistos, libros leídos, revistas recibidas y asuntos varios que se acoplaron días atrás en mis neuronas y de los que no logro desembarazarme. Entre los espectáculos, el del Circo Gran Fele en la Nau de Sagunto, que no deja de ser un revuelto delicioso. Entre los libros, la edición bilingüe de Com a pedres, la estupenda obra de Pont Flotant, que recientemente ha publicado Teatres (igualmente, el Centro Coreográfico de Teatres ha sacado el número 5 de la revista Diálogos de Danza, que incluye entre otros un amplio reportaje sobre los 10 años del Centro y otro sobre el Festival Dansa València 08) y entre los asuntos varios las miserias de la puta tele. Puta tele, sí. Y miserias. De la programación (telemuertes –telediarios- incluidos, a los que dedicaré un especial muy pronto) ya se hablará. Lo que me lleva varias semanas machacando las meninges es un anuncio visto en una cadena privada de ámbito nacional. Es un auto anuncio, o mejor, es el anuncio de un servicio telefónico que presta la cadena. ¿Ah, no lo saben? Pues sí, las cadenas de televisión prestan servicios a través del teléfono, novecientos cinco, por supuesto. Sí, ese engaño. Sí, lo de que llames y digas el nombre de un animal feroz con melena y garras en las patas al que casi todo el mundo llama “rey de la selva”. Sí, hay un premio de seis mil euros si lo adivinas. Pero, claro, nunca te cogen el teléfono, aunque una voz insiste en que sigas intentándolo mientras ves y escuchas al presentador contestando llamadas. No, señora, no es la foca. No, no es el lagarto Juancho. Otra llamada. Dígame, ¿qué animal con melena y garras es conocido como el rey de la selva? El cerdo. Y uno piensa en el berraco cabrón que monta engaños, cuando no estafas, a costa de adolescentes alocados o gente corta de miras.
Prefiero el circo sin animales. Como el Gran Fele. El sábado 19 de julio me acerqué a Sagunto a ver Ab libitum, el espectáculo que representaban dentro del Festival Sagunt a Escena. Magníficos Rafael Pla y el resto del equipo artístico y técnico, recibiendo al público con regalos y buen humor, creando desde el primer momento un ambiente de complicidad que los niños captaron enseguida. Los niños son geniales. Da gusto asistir a los espectáculos donde hay muchos niños. Ellos son el espectáculo. Ríen a carcajadas sin pudor y dialogan con los artistas durante la representación como si ésta no lo fuera. Porque en realidad no lo es. Para ellos no. Por eso avisan al payaso cuando se acerca a una caja donde se ha escondido un hombre con la intención de asustarlo, por eso levantan la mano y dicen yo cuando el director de ceremonia pregunta si hay alguien en la sala que tenga hambre. Los niños y el circo, geniales. La tele, repelente hasta en los anuncios. En estas fechas una cadena pública nacional se ha puesto a vender caspa. Los pedidos se hacen a través de un 902. El auto anuncio al que me referí antes es de Antena 3, y anima al espectador a llamar a un 905 determinado porque le puede sonreír la fortuna haciéndose cargo de la hipoteca del afortunado (y en el caso de que no la tenga, la de la persona que él designe). Da asco. El negocio de la puta tele a pachas con la Telefónica del listísimo cerdo. Lo digo porque lo sé. Listísimo. ¿Saben que Telefónica no admite el bloqueo de llamadas a los 905? Definitivamente me quedo con el circo. Sin animales.

martes, 5 de agosto de 2008

El Teatro del siglo XXI

La Asociación Cultural La Tarumba y el Ayuntamiento de Alzira, con la colaboración de Enrique Herreras y Rosa Molero, que se han encargado de la coordinación y edición, han reunido un más que interesante conjunto de artículos y ensayos sobre el teatro actual, en un libro que acaba de publicarse (junio, 2008) con el título El Teatro del Siglo XXI. Visiones y revisiones.
Algunos de los textos provienen de las ponencias que acreditados profesionales de las Artes Escénicas expusieron en el Seminario sobre Teatro celebrado en el seno del Encontre de Teatre a l’Estiu 2007 de Alzira. Luego se han unido otras colaboraciones, fundamentalmente, aunque no en exclusiva, de profesionales valencianos y juntos han conformado el citado libro.
En cuanto a su contenido pueden apreciarse algunas aportaciones de claro corte académico y de gran calidad (no puedo dejar de citar los dos ensayos de Eduardo Pérez-Rasilla, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, ni tampoco el de Enrique Herreras, conocido y reconocido crítico teatral valenciano, que aborda un aspecto de gran relevancia para comprender el quehacer teatral de las nuevas vanguardias), pero lo que más abunda son las aportaciones atrevidas y valientes, a veces apuntando directamente a la herida, como las de Eva Zapico (autora, directora teatral y actriz) o Jacobo Pallarés (autor y director de la sala Espacio Inestable de Valencia), a veces irónicas (Alejandro Jornet, autor y profesor de la ESAD de Valencia, Ximo Flores, director de la Sala Teatro de los Manantiales de Valencia, o Rosa Molero, autora y crítica teatral).
La ambigüedad de los contenidos, afirma Enrique Herreras en su texto, diferencia la creación teatral de las vanguardias del actual siglo y del pasado, pues mientras que en aquéllas no se daba, en éstas, tras la devastación ideológica postmoderna, es un claro elemento de identificación. Pienso lo mismo. Y pienso además que Herreras abre una vía de análisis muy atractiva. La ambigüedad puede ser una actitud, un modo de hacer premeditado y controlado, dotado de intencionalidad en busca de unos efectos específicos (él pone el ejemplo, entre otros, de Angélica Liddell, cuando ella afirma que conmover es más importante que transmitir mensajes) y puede ser una cuestión de comodidad. Uno puede instalarse en ella y mover la escena según convenga al gusto estético del momento. Es igualmente una postura escapista y un bálsamo para limar asperezas. Es un signo de estos tiempos. Tiempos marcados por una compulsiva y acelerada búsqueda del goce, por más que éste sea extremadamente fugaz y a menudo vacío.

sábado, 2 de agosto de 2008

Bolaño

Por fin acabé de leer 2666, la novela de Roberto Bolaño editada por Anagrama en octubre de 2004. Digo por fin porque es un novelón en los dos sentidos y por lo tanto ya estaba deseando terminarla. Después explicaré esto. Es un novelón porque es una novela muy larga, y es un novelón porque es una gran novela. La edición en la colección “Compactos”, que es la que he leído, editada ahora, en 2008, tiene nada menos que 1.119 páginas. (El director de teatro Álex Rigola ha hecho un montaje basado en la novela, de cinco horas de duración. Montaje que han podido ver ya en Barcelona, Madrid y Bilbao, entre otras ciudades del mundo). En cuanto a la novela en sí, me parece excelente, me ha enganchado hasta el punto de obligarme a abandonar otras lecturas durante bastantes días. Y eso me hacía sentirme apresado, y de ahí el deseo de acabarla. Debo confesar que tengo al autor entre mis preferidos desde que cayó en mis manos su “Estrella distante” y que, además, cada vez que lo leo o pienso en él me se apodera de mí la melancolía. Bolaño murió poco más de un año antes de que 2666 saliera al mercado. Tuvo una muerte anunciada, esperada desde hacía tiempo, así que estas páginas que acabé hoy seguramente las escribió desde una perspectiva que se me antoja en cierto modo doliente y trágica, por más que él lo oculte detrás de su ironía. No sé qué podría escribir yo en tales circunstancias. Creo que nada. Dicen de él que era un tipo áspero de trato, y que eso le había dado tantos enemigos como amigos. Puedo imaginarme las galas y citas sociales que rechazaba, y puedo imaginar el tipo de personaje que no le toleraba. Pero a mí me caía muy bien la persona que adivinaba detrás de ese estilo suyo tan frío y tan poco condescendiente. El caso es que Bolaño ha muerto demasiado pronto, y a mí me da mucha pena. Ahora tengo una gran curiosidad por ver ese montaje de Rigola. ¿Tendré que viajar, o habrá alguien que se atreva a traerlo a Valencia?