miércoles, 12 de noviembre de 2008

El Teatro de Campanar

Amore e lamenti es un espectáculo producido por la compañía La Línea Continua que se estrenó en su sala del Campanar a finales de la pasada temporada, y que martes y jueves de esta semana, o sea, ayer y mañana, ofrecen en la sala Matilde Salvador de la Nau, en el edificio histórico de la Universidad de Valencia. La entrada es gratuita, ya lo saben quienes se acercaron a disfrutar en alguna ocasión de las actividades culturales que programa la Universidad, y siempre suele haber asientos vacíos. Lo digo porque merece la pena destacarlo cuando por ver otras cosas, no voy a decir de peor calidad, pero sí muy parecida, se pagan a veces (y algunos, porque hay quien siempre va invitado y quien sólo va cuando va invitado) cantidades de dinero que rondan el precio de los artículos de lujo, y para colmo se hace cola o se anticipa la compra con mucha antelación para conseguir entrada. Cosas de este estúpido mundo mercantilizado en el que la calidad se mide en unidades de moneda corriente y lo barato o gratuito "para todos" se desprecia. Amore e lamenti es un delicioso espectáculo que mezcla la ópera y el clown y en el que la voz de Elma Sambeat y el gesto de Jorge Affranchino, acompañados al piano por Ana Muñoz, logran momentos únicos. Ella emociona con su canto y él divierte hasta la hilaridad con su mímica. Habrá que ir a verlos más a menudo a su sala El Teatro de Campanar, rebautizada así en lugar de Catarastrofeatro, un nombre que más de uno hemos tardado bastante tiempo en pronunciar correctamente. Una decisión acertada, porque al eliminar ese trabajoso esfuerzo de pronunciación sin duda se hablará más de la sala y de ellos (el hablante busca la comodidad) y porque hace honor al barrio donde se ubica. Sin embargo, con el cambio se pierde esa parte de juego verbal en el que Jorge es un maestro, como deja claro en el espectáculo del que estamos hablando, en el que consigue crear excelentes situaciones cómicas haciendo uso de una divertida y fingida alteración silábica. Hay que verlos.