miércoles, 6 de agosto de 2008

Notas revueltas: el circo, los cerdos y la puta tele

Se me acumulan en la cabeza diferentes cosas que quiero contar, así que esta vez recurriré a esos revueltos que tanto me gustan. Algunos espectáculos vistos, libros leídos, revistas recibidas y asuntos varios que se acoplaron días atrás en mis neuronas y de los que no logro desembarazarme. Entre los espectáculos, el del Circo Gran Fele en la Nau de Sagunto, que no deja de ser un revuelto delicioso. Entre los libros, la edición bilingüe de Com a pedres, la estupenda obra de Pont Flotant, que recientemente ha publicado Teatres (igualmente, el Centro Coreográfico de Teatres ha sacado el número 5 de la revista Diálogos de Danza, que incluye entre otros un amplio reportaje sobre los 10 años del Centro y otro sobre el Festival Dansa València 08) y entre los asuntos varios las miserias de la puta tele. Puta tele, sí. Y miserias. De la programación (telemuertes –telediarios- incluidos, a los que dedicaré un especial muy pronto) ya se hablará. Lo que me lleva varias semanas machacando las meninges es un anuncio visto en una cadena privada de ámbito nacional. Es un auto anuncio, o mejor, es el anuncio de un servicio telefónico que presta la cadena. ¿Ah, no lo saben? Pues sí, las cadenas de televisión prestan servicios a través del teléfono, novecientos cinco, por supuesto. Sí, ese engaño. Sí, lo de que llames y digas el nombre de un animal feroz con melena y garras en las patas al que casi todo el mundo llama “rey de la selva”. Sí, hay un premio de seis mil euros si lo adivinas. Pero, claro, nunca te cogen el teléfono, aunque una voz insiste en que sigas intentándolo mientras ves y escuchas al presentador contestando llamadas. No, señora, no es la foca. No, no es el lagarto Juancho. Otra llamada. Dígame, ¿qué animal con melena y garras es conocido como el rey de la selva? El cerdo. Y uno piensa en el berraco cabrón que monta engaños, cuando no estafas, a costa de adolescentes alocados o gente corta de miras.
Prefiero el circo sin animales. Como el Gran Fele. El sábado 19 de julio me acerqué a Sagunto a ver Ab libitum, el espectáculo que representaban dentro del Festival Sagunt a Escena. Magníficos Rafael Pla y el resto del equipo artístico y técnico, recibiendo al público con regalos y buen humor, creando desde el primer momento un ambiente de complicidad que los niños captaron enseguida. Los niños son geniales. Da gusto asistir a los espectáculos donde hay muchos niños. Ellos son el espectáculo. Ríen a carcajadas sin pudor y dialogan con los artistas durante la representación como si ésta no lo fuera. Porque en realidad no lo es. Para ellos no. Por eso avisan al payaso cuando se acerca a una caja donde se ha escondido un hombre con la intención de asustarlo, por eso levantan la mano y dicen yo cuando el director de ceremonia pregunta si hay alguien en la sala que tenga hambre. Los niños y el circo, geniales. La tele, repelente hasta en los anuncios. En estas fechas una cadena pública nacional se ha puesto a vender caspa. Los pedidos se hacen a través de un 902. El auto anuncio al que me referí antes es de Antena 3, y anima al espectador a llamar a un 905 determinado porque le puede sonreír la fortuna haciéndose cargo de la hipoteca del afortunado (y en el caso de que no la tenga, la de la persona que él designe). Da asco. El negocio de la puta tele a pachas con la Telefónica del listísimo cerdo. Lo digo porque lo sé. Listísimo. ¿Saben que Telefónica no admite el bloqueo de llamadas a los 905? Definitivamente me quedo con el circo. Sin animales.