
Balencia, la cara B de la ciudad.
Fiesta de presentación (más de 1.000 fans en Facebook)
Sábado, 25 de julio, desde la 21,30 horas
Lugar: Dorado Mae, calle Alzira, 25
Lo que se ve desde el gallinero puede ser muy diferente de lo que se ve desde la platea. Es como si se compararan la mirada ingenua y la mirada sabia. Pero en los tiempos actuales las distancias se han acortado mucho, el reino de la fascinación se ha venido abajo. De los antiguos paraísos apenas queda el espíritu, o tal vez sólo el recuerdo.

Me encanta asistir a los ensayos porque permiten ver la cara B del arte. El arte también tiene esa otra cara, lo mismo que la ciudad. No está mal recordarlo ahora que se está gestando la fiesta para celebrar los 1.000 amigos de “Balencia” en Facebook, un logo ideado por un grupo de jóvenes valencianos (balencianos a partir de ahora) que en poco tiempo ha logrado una gran repercusión en la red social. Esa cara B, en realidad, está en todas partes. Hasta en los singles de vinilo de hace algunos años. Lo que pasa es que suele tener menos brillo y por eso se hace notar poco. He dicho brillo, no calidad, porque lo cierto es que para esa cara solían reservar los artistas algunas de sus composiciones más queridas al tiempo que aceptaban el criterio mucho más comercial de sus productores, que sin dudarlo siempre pensaron en la cara A como la cara más vendible, aunque a veces el destino le diera la vuelta al disco. Volviendo a los ensayos, he visto trabajar uno de estos días pasados a las chicas y chicos del taller EnDanza, que organiza Arte Libera (de mis queridos amigos Pilar Martí y Diego Brichesse) en el Conservatorio de Danza de Valencia. Es muy ilustrativo verles repetir una y otra vez los pasos, ahora con música, ahora sin ella, ahora todos, ahora por grupos. El cansancio, el calor y el sudor se mezclan con la alegría juvenil y sus ganas de vivir. Otra vez. Y un, dos, tres. Algunas de esas muchachas y algunos de esos muchachos estarán pronto subidos en un escenario, bailando piezas maravillosas, enrolados en una gran compañía de danza. De momento trabajan duro para poder iniciar una carrera ilusionante que tiene su primer escalón en la Gala con la que se cierran el curso y el taller, y que tendrá lugar el próximo martes, 14 de julio, a las 22,30 horas, en la NAU 2 de Sagunto, ya que forma parte de la programación del Festival d’Estiu “Sagunt a Escena”. La organización ha previsto un espectáculo en el que participarán los alumnos de los dos niveles del curso, y los del taller coreográfico. Bailarán piezas especialmente preparadas para su nivel, en tres demostraciones sucesivas que darán paso después a un conjunto de piezas interpretadas y bailadas por jóvenes españoles que ya despuntan en compañías extranjeras de prestigio y por artistas consagrados en el panorama internacional. Lo disfrutaré sin duda. Pero mientras no dejaré de recordar la cara B de esta gran lucha que es el arte en cualquiera de sus facetas. Hablando de danza. Esfuerzo, sudor, lesiones, cansancio y calor. Otra vez, dicen Diego o Pilar. ¿Preparados?, pregunta uno. ¿Sí? ¡Vamos! Y un, dos, tres. 


Ayer fui (supongo que por última vez) a ver un espectáculo a L'Altre Espai. Y me dio mucha pena. Ni soy persona que se agarre a la historia ni llevo en Valencia tanto tiempo como para que la costumbre arraigada me provoque añoranza. Lo que pasa es que la ciudad pierde su mejor espacio escénico. Eso es lo que pasa. Y da pena. Mucha pena. La ràbia que em fas, una pieza escrita por Juli Disla y producida por Teatres ha sido la encargada de poner el punto final. Curiosa elección. Que me perdonen todos los que han participado en el montaje pero no puedo decir nada más, porque esa coincidencia me deja sin palabras. La ràbia que em fas. ¿Qué más se puede decir?




Bestie, de Teatro delle Ariette
Una verbena en la plaza mayor del pueblo seguida de un espectáculo musical y poético compartido con los animales de una granja.


Bicho, eres un bicho, de Idoia Zabaleta y Filipa Francisco
Dos artistas comprometidas en un proyecto experimental que se forjó a través de una correspondencia íntima mediante el formato tradicional de la carta enviada en sobre sellado han logrado una performance de factura sencilla y gran calidad. Los comentarios a este espectáculo y algo más en el blog del Laboratorio de Espectadores.
La otra parte, de Merixel Barberá e Inma García
Frecuency I, de Juschka Weigel
Compost Mentis, The Whalley Range All Stars
Éste es uno de los espectáculos de calle (y gratuito) que ofrece el VEO en la edición de 2009. Tiene cierta sutileza y algunos elementos con alguna gracia, pero en general carece de chispa y no acaba de enganchar a los espectadores.
Immens, de Roos Van Geffen
Les oiseaux sont les gitans du ciel, del Circo Gitano Romanes
El sábado pasado (17 de enero) asistí, en la sala Carme Teatre, a la representación de Quijote, una conmovedora obra ideada y escrita por Jaume Policarpo y dirigida por Carles Alfaro. Quijote es un espectáculo muy especial (como todo lo que toca la mano mágica de Bambalina, una compañía con encanto que me ha vuelto a encantar), que lo tiene todo. Personajes entrañables, maravillosos títeres, buenos actores (David Durán y Angel Figols, que se está haciendo omnipresente en la escena valenciana por su versatilidad), un texto universal sumergido que no se habla sino que se balbucea para que pueda entenderse en cualquier idioma, un montaje teatral que derrocha imaginación y ternura, una excelente música (Joan Cerveró), una escenificación sencilla (y poderosa a la vez) y una iluminación a vela que remata la puesta en escena y el final más bonito que he visto en mucho tiempo. El mismo que hace que no me emocionaba tanto viendo un espectáculo.
Se acabó la fiesta, sí, y las salas valencianas vuelven con una programación bastante atractiva. No cito todo lo que me gusta, pero aun así me apetece señalar algunos de los espectáculos que veremos durante lo que queda del mes de enero. La compañía L’Horta Teatre estará en L’Altre Espai con Moby Disc, una excelente comedia escrita y dirigida por Roberto García en la que destaca nuevamente su gran facilidad para jugar con el sonido. En Carme Teatre nos esperan tres semanas fantásticas. La primera con el estreno absoluto (mañana, jueves 8 de enero) de Yo os declaro, de Eva Zapico (en la fotografía, el cartel de la obra). Le siguen, y este orden, Bambalina con Quijote y Adolfo Simón con el montaje basado en Nubila Walheim y Extinción, de Angélica Lidell. Teatro Círculo regresa con uno de los grandes del siglo XX, Ionesco, y su obra La Lección, Teatro Talía ofrece una interesante producción de Saga sobre el drama de la tortura a partir del texto de La muerte y la doncella de Ariel Dorffman, y el Principal repone El amor brujo, un magnífico espectáculo de danza a cargo del Ballet de Teatres. Y luego viene febrero, cargadito. Y el VEO. Pero de eso ya hablaremos.
sobre los que se ha basado la más importante agencia mundial de reporterismo gráfico. Quizás ahí esté el dolor.
Mirando de soslayo la cartelera (o sea, viendo lo que quiero ver) compruebo que algunos de los buenos espectáculos que ofreció la agenda valenciana la pasada semana siguen en ésta. Es el caso de La Perrera, una obra creada por el colectivo de Espacio Inestable bajo la dirección de Jacobo Pallarés. También el “Prólogo del temblor”, pieza de danza contemporánea que ofrece la Coja Dansa en Carme Teatre. La que no repite esta semana, aunque seguramente se podrá volver ver a lo largo de la temporada (a función única, como la del viernes 5 en el Teatro de El Campanar), es "Litium", una pieza coreografiada por Ángela Verdugo, con música de Joan Martínez, que interpretan ambos en una puesta en escena muy singular, en la que la fusión de danza de alta calidad con el tono cómico de los diálogos logra un espectáculo muy dinámico y divertido. La obra parodia la situación de los jóvenes artistas que ensayan como pueden mientras escuchan, por una oreja, la voz de la sabiduría que trata de orientarles por el camino del arte y, por la otra, la voz de la burocracia que les reclama firmas, pagos y declaraciones. Si la descubren no se la pierdan.
Imaginaba que iba a disfrutar de unas creaciones singulares, seguramente ingeniosas, tal vez alguna rebuscada; incluso podía aventurar que iban a ser divertidas, pero me quedé corto en todas las previsiones. Ahora quiero contarlo. Tengo las palabras (Inteligente. Ingeniosa. Divertida. Noche. Creaciones. A cargo. Manu. Factures. Número 5. Reunidos. En Los Manantiales. De una parte. Vicent Arlandis y Sandra Gómez. De otra. Marc Martínez y Vicent Gisbert. Y de otra. Samuel Domingo. Y con ellos. Un montón de gente más. Participantes. Contribuyentes. Expectantes. Donantes. Firmantes. Contratantes. De la representación. Riguroso directo. Entre muchas risas. Motivo. Subvención. La leche. Desnudos, por supuesto. Un borrón. Ocho mil. Euros. Ayuda. Gracias. El nueve de diciembre. Era martes. No se volverá a repetir. Lo siento.), pero lo cierto es que yo pretendía hacer algo fresco, con chispa y un punto de improvisación, tal cual fueron les manufactures 5 del martes pasado. Quería copiarles su gracia, pero mira por dónde me he metido en un berenjenal del que no sé cómo voy a salir. El vídeo publicitario sacado de Internet logró las primeras sonrisas cómplices. Luego el corto de Samuel Domingo nos metió de lleno en la vorágine de lo sorprendente con ese giro desde el aparente terror inicial al cómico final, que fue un anticipo de la chispa que iba a derrocharse esa noche en Los Manantiales. A Samuel le siguieron Marc Martínez y Vicent Gisbert, que eligieron un espacio nada convencional -pero muy convincente viendo el resultado- para grabar unos videos de danza realmente originales, en los que a veces predomina un plano medio de gran plasticidad, y en los que no faltan tampoco pequeñas pinceladas de humor. Y en línea con las notas lúdicas que les precedieron, cerró la compañía Losquequedan, o sea Vicent Arlandis y Sandra Gómez, que pidieron la colaboración de todos los presentes para elaborar el dossier de “borrón 8”, la pieza cuya representación consiste precisamente en la elaboración del citado dossier. Toda sea por la pasta. Y lo hicimos entre todos. Algunos desnudos y otros vestidos. Unos pusieron de su parte un saco y otros un grano. Pero se hizo el dossier mientras nos moríamos de risa. Dirigieron ellos, Vicent y Sandra, que son la leche. Y fue la locura. Gracias. 
siempre se plantea el trabajo como un continuo sin fin. Pero desde el comienzo se puede detectar que hay buen material. La obra no deja indiferente a nadie, porque presenta una realidad cotidiana, con una crudeza, si acaso, excesiva, que desnuda por igual cuerpos y almas, y que muestra los sentimientos y las sensaciones sin artificios ni simulacros. Y por si fuera poco, cada cierto tiempo y sin previo aviso se rompe el espacio escénico para que uno por uno todos los actores (director incluido, que además representa con gran disposición y profesionalidad el papel más oscuro y desagradecido que pueda imaginarse) recuperen por unos minutos su propia personalidad y hablen de sus miedos y sus refugios. Esto es lo que hay. Ésta es mi lucha. Algo que también podríamos decir cada uno de nosotros, aunque de momento sólo se haya planteado que lo hagamos cuando se apaguen las luces y la función se dé por terminada.
papel que representaba. Con la misma naturalidad improvisó más tarde unos pasos de baile al son de los retumbes de los tabales que machacaban en la calle los manifestantes contra la gestión del conseller Font de Mora, haciendo parecer por momentos que más que un ruido callejero que se filtraba a la sala por los resquicios de las puertas se trataba del propio espacio sonoro de “Cosmética del enemigo”, el espectáculo que se estaba representando en aquellos momentos en el Talía. Hablo de Jesús Castejón, Textor Texel en la obra, un magnífico actor que sabe dar vida a un imaginario y grotesco personaje nacido del desdoblamiento inconsciente de personalidad que sufre Jérôme Angust (interpretado por José Pedro Carrión, otro gran actor), empeñado en negar la parte oscura de su pasado. Ambos actores componen el reducido reparto de una obra que adentra al espectador en el complejo entramado mental de Jérôme Angust, con el apoyo de un diálogo ágil y bien trenzado, que juega a ratos con el absurdo y al que no le falta un fino toque de comicidad, atributos textuales que ya pueden apreciarse en la novela de la escritora belga Amèlie Nothomb, cuya traducción al castellano, de la mano de Sergi Pàmies, ha servido para la adaptación teatral realizada por José Luís Sáiz, a su vez director artístico del montaje. El resultado de esta acertada conjunción de buen hacer profesional es un interesante y hasta divertido espectáculo que engancha al público desde el primer minuto regalándole una estupenda noche de teatro. Que se repita muchas veces.
Salvado este asunto, del que no quería pasar sin dejar constancia de mi parecer, es mi intención comentar la interesante obra que se pudo ver la semana pasada en L´Altre Espai puesta en escena por Bramant Teatre. Y ahí voy. El montaje de 2.24 (que es su título) es sencillo, pero suficiente, porque lo fía casi todo al ingenioso texto que poco a poco va añadiendo intriga a una trama basada en los sueños de un hombre que viaja todos los días a solas con una mujer en un vagón de metro durante 2 minutos y 24 segundos, que es lo que dura el trayecto entre dos estaciones. Los sonidos del tren que circula por las vías, reproducido en un audiovisual que se proyecta sobre el fondo, llenan todo el espacio escénico y, sin embargo, el espectador puede percibir con claridad el afilado silencio que separa a los protagonistas. Ellos no se hablan. Se evitan. Ni siquiera se miran a la cara. Viven ese lapso de tiempo aparentando la incomodidad propia de un ascensor, es decir: miradas de reojo al tiempo que se hacen los distraídos. Pero entretanto, día tras día, el individuo va dando forma en su cabeza a unos intercambios epistolares que tejen una relación soterrada que acabará por convertirse en media realidad. Media, porque será sólo su mitad, la del hombre, la que acabe por cobrar forma definitiva. La palabra, asentada como ya se ha señalado en forma de cartas que diariamente van dejándose entre sí los protagonistas, es la auténtica dueña del escenario, pero las excelentes interpretaciones de Juan Mandli y de Victoria Salvador, que bordan sus respectivos papeles, colaboran decisivamente en el buen resultado final del espectáculo.
es coreografías, completando así un espectáculo de danza y música en vivo que hay que alabar siempre, porque el músico intérprete añade con su toque personal un punto de emoción que no logra jamás la reproducción mecánica. A la de Asun Noales le sucedió en el escenario la de Gustavo Ramírez, una coreografía, en este caso, que apunta hacia la experimentación y con un sentido de la escenografía muy depurado en el que la iluminación cobra un papel relevante. Y cerró el gran Kylián, con una coreografía basada en las Seis Danzas de Mozart, que tiene ya sus años pero que sigue entusiasmando al público por su gracia y su arriesgada composición de pasos, a menudo difíciles, a menudo imposibles, pero siempre sorprendentes. Un final que deja un regusto muy agradable. El Principal sigue ofreciendo buenas noches de danza pese a que buena parte del público no lo sabe. Demasiados asientos vacíos en un estreno con dos coreógrafos valencianos y un tercero de renombre mundial. ¿Será porque no había “famosos de la tele” en el cartel? ¿O será porque no hubo cóctel previo en alguno de los templos de la moda? Da que pensar, ¿verdad?
otra cosa, la verdad. Pero no. Vi una comedia rancia que esconde el elemento trágico original hasta casi hacerlo desaparecer, porque se afana en exceso por arrancar las risas del público. Vi una comedia casposa armada sobre un texto pasado de moda anteayer, lo que le quita el sentido histórico, y una puesta en escena en consonancia que resalta lo acartonado de la situación, y que sólo se permite un ramalazo de oxígeno cuando hace ascender la plataforma sobre la que se asienta la cutre habitación de hotel para convertir el escenario en un escaparate que muestra los dos mundos que dividen la voluntad de Dionisio. Quizás ese sólo detalle salve el montaje, o tal vez le ayude en algo el excelente trabajo de Sergio Caballero como Dionisio, que sigue creciendo como actor, y también la genial intervención de Rafael Calatayud en el papel de Don Sacramento. O quizás esta opinión mía sea tan minoritaria que lo sea sólo de uno y no alcance ni a dos, porque lo cierto es que ha tenido un éxito de taquilla innegable. Ha estado un mes en cartel con representaciones de miércoles a domingo y con el aforo al completo casi todos los días. Da que pensar, ¿verdad?
martes y hasta el domingo 9, la versión en valenciano de Howie el rookie (en la foto), obra del irlandés Mark O’Rowe, bajo la dirección de Toni Tordera y el texto de Juan Vicente Martínez Luciano. Una obra muy interesante. Huesos, una obra montada por la compañía Nebel (Puerto de Sagunto) sobre textos de Lorca, Maiakovsky, Hemingway y Dos Passos, estará en Carme Teatre de jueves a domingo, y a partir de las 20,30 horas, como es tradicional. ¡Cómo no vas a pasar por Carme este fin de semana! Y así sucesivamente.
A propósito. En diciembre, en el Olympia, se verán algunas de las más famosas zarzuelas. Así que los aficionados a ese género lírico estarán contentos. Se avanzan títulos antológicos. La rosa del azafrán, La revoltosa, La verbena de la Paloma y La corte del faraón. Nada menos. Y en la corte del rey, o sea, en Madrid, el Circo Gran Fele inauguró el pasado día 29 el Ciclo Miradas de Circo, del Festival de Otoño, con el estreno absoluto de su nueva obra, “A”, en el Teatro Circo Price, donde permanecerá con actuaciones diarias hasta el próximo domingo 2 de noviembre. Todo un lujo para el Festival, y una excelente ocasión para que Rafael Plá y los suyos dejen clavada una pica en el corazón del reino.
Un espectáculo soberbio. Eso dice de Antígona 18100-7 el crítico Francesc M. Rotger, en un artículo que publica el Diario de Mallorca el 17 de Octubre de 2008, tras ver su representación en la ciudad de Palma. Estoy de acuerdo. Magnífico en casi todos sus aspectos, el espectáculo brindado por la Compañía Carme Teatre en su propia sala, desde el jueves hasta el domingo de la pasada semana consiguió estremecer a más de un espectador. La puesta en escena es impresionante. Logra momentos que recrean situaciones de violencia extrema con tanta naturalidad que impresionan de verdad. Poseen además, tanto el texto como el montaje, una profundidad dramática que se transmite vivamente y que cala en el público. Lo sabemos porque incluso la sorprendente distribución escénica que incluye a los espectadores nos permite vernos las caras. La obra sorprende a cada paso, porque cada paso que da es una nueva vuelta de tuerca, y no en el sentido de aquel maravilloso e ingenioso relato de Henry James, sino en el del giro mortal del tornillo del garrote vil, esa atroz maquinaria de la muerte legalizada que imperó en nuestra España hasta hace bien poco. Y es que en esta versión de la tragedia clásica de Antígona, que ha puesto en escena Carme Teatre, bajo la dirección de Aurelio Delgado, se cuestionan severamente las diversas formas de ajusticiamiento y tortura inflingidos bajo los parabienes de la Justicia. Y se hace de forma tan inmediata y con tanta sencillez que no es posible escapar de esas sensaciones de indefensión que sin duda habrán sentido las víctimas de tantos atropellos. La duda y el miedo ante el cumplimiento o no cumplimiento de una ley injusta e inhumana, dan paso al dolor y al pavor ante el castigo, por haber optado por la propia ética y por ende por la desobediencia. Ese miedo y ese dolor se han repetido muchas veces y en muchos lugares a lo largo de la historia de la humanidad, y su relato va sonando en los oídos del espectador, mientras que a sus pies se desarrolla una dura lucha por la supervivencia, representada en momentos de gran intensidad que simbolizan la tortura o la ejecución. Antígona 18100-7 es un clamor y un llanto de impotencia ante los abusos del poder establecido, es un desgarro que se instala en el corazón desde el momento en que uno se deja arrastrar por el torrente de desesperación y muerte que gira sin fin, magníficamente ejemplarizado sobre la arena real de Carme Teatre, en la exigente y gran interpretación de sus dos actrices, Merce Tienda y Paula Miralles, muy bien acompañadas, y sin desmerecer en nada, por los actores Domingo Chinchilla y Ricardo López Ivars. Efectivamente, Antígona 18100-7, es un espectáculo soberbio.
En el cartel de El Musical: